Desde la Legación de España (Isabel de Palencia) se facilitaron los viajes a España de periodistas afines, que a su vuelta pudieran escribir artículos aprovechables en la labor de propaganda a favor de la República.
En especial, y con la idea de contrarrestar los efectos negativos para la República ocasionados en la opinión pública sueca por la Carta colectiva del Episcopado español de 1 de julio de 1937, la Legación organizó el viaje a España de un grupo de suecos, entre los que se encontraban la periodista Barbro Alving, la abogada Sonja Branting-Westerståhl y el también periodista Ragnar Casparsson.
recojo también a periodistas afectos a los nacionales.