Karl G. Ernstedt (Estocolmo, 26 octubre 1912-1938) fue hombre de buena formación militar, había hecho el servicio militar sueco y perteneció a la Guardia Real. Alto y de ojos azules, fue oficial de la XI Brigada Internacional.
Capitán y jefe de la compañía sueca Branting. Un sueco en la unidad de élite soviética. La mayoría de los escandinavos se reunieron en una compañía dentro del batallón «Thälmann», dominado por los alemanes, que lleva el nombre del líder comunista alemán Ernst Thälmann. Durante un tiempo, los suecos también estuvieron bajo el liderazgo de Austria, lo que les convenía más que los estrictos alemanes. Pero cuando se anunció en febrero de 1938 que serían transferidos a un nuevo batallón, el primero escandinavo, fue una gran alegría. El primer comandante del batallón escandinavo «Hans Beimler» era un joven de 30 años de Gotemburgo, Holger Ekström. No había completado ningún entrenamiento militar sueco, pero tenía un talento natural para liderar a los hombres en la batalla, razón por la cual fue nombrado mayor.
A su lado en el mando del batallón tenía al capitán Karl «Kalle» Ernstedt, ex peletero habitual en Svea salvavidas. Ernstedt era uno de los veinte suecos en España que pertenecían a una unidad de caza soviética, llamada internamente Servicio Especial y por los comandantes soviéticos para las spetznaz (el término soviético para fuerzas especiales). La importancia de pertenecer a esta unidad, que, entre otras cosas, atacó una base de la Luftwaffe alemana, quedó clara cuando Ernstedt, mucho después de su muerte como uno de los cinco únicos suecos, fue condecorado con la medalla Hans Beimler por la RDA, la Alemania Oriental. El superior inmediato de Ernstedt terminó como uno de los líderes del servicio de inteligencia de la RDA.
”Blod rann ned över kinden”
I ett brev till en kamrat hemmavid berättade Holger Ekström om hur det var att bli träffad av fientlig artillerield:
”…så kom det en granat visslande, man hörde att den skulle bli en fullträff och hann bara slänga sig ned i den till 1/6 färdiga gropen. Jag kände svidande smärta i ljumsken och att blod rann från ögontrakten ned över kinden. Man ligger en stund frånvarande när man blir sårad och undrar om det är allvarligt. Det tar en stund innan man blir klar över sårets omfattning. Nå det var inte dödligt det kände jag och skrek över till vår kapten att jag var träffad. Det är jag också, skrek han tillbaka. Vi låg bara 6-7 meter från varann men måste ändå skrika för att göra oss hörda i helveteslarmet från granatnedslagen och de sårades skrik efter sjukvårdare.”
Participó en muchos combates. Fue Jefe de la Compañía escandinava, del Batallón Beimler. Fue herido y sobrevivió a la retirada del Frente de Aragón. Obtuvo un permiso para recuperarse. En las primeras horas del 25 de julio de 1938, bajo la luz de la luna, el Batallón Hans Beimler, ayudado por marinos, atraviesa el Ebro con botes e inicia un fuerte ataque. La compañía escandinava de Ernstedt tiene como misión destruir las fortificaciones enemigas y construir una cabeza de puente. Lo lograron y se pudieron instalar los primeros pontones, lo que permitió que cruzaran el Ebro más batallones, entre ellos el batallón Thälmann. La XI Brigada Internacional llegó hasta la estratégica Gandesa, pero no pudo tomarla, pues estaba muy debilitada. Decidieron atrincherarse con las ametralladoras en los riscos cercanos a Gandesa. En esta circunstancia se producen fuertes desavenencias entre los jefes brigadistas, Karl Ernstedt, Göster Andersen y Harald Norman. Los experimentos sin sentido y la contradicción en los mandos, enfría el ímpetu de los escandinavos.
Cayó en el Ebro.
Karl Ernstedt, Gunnar Johansson y Gösta Andersson en Valencia, 1937.