Bengt Segerson (1914-1992)

Bengt Segerson (Långsele, 1914-Gotemburgo, 1992) fue un socialista sueco, voluntario en la Guerra Civil Española.

En 1937 viajó a España para incorporarse a las Brigadas Internacionales. Segerson cuenta cómo fueron recibidos como héroes cuando llegaron a Albacete en septiembre de 1937 y cómo les tiraban pan, vino y fruta.

Göte Nilsson (Los suecos en la Guerra Civil Española, 1972) recoge una historia que solía contar sobre un voluntario alemán al que le dispararon en los muslos, pero se negó a que lo evacuaran. Obligó a sus compañeros a abandonarlo para mantener la marcha. Al sacrificarse, salvó la vida del resto de su grupo.

En el camino yacía el alemán herido. Él tenía una carabina y Bengt Segerson una pistola. “Tú”, dijo el alemán. «Estamos cambiando.»

Bengt lo miró. “¿Qué quieres decir entonces?”

—Ah, escucha —dijo el alemán. «Dame el arma y luego puedes seguir adelante. No necesito la carabina. Dame toda la munición que tengas para el arma.»

Bengt dijo: «Te llevaremos»


No. No puedes hacer eso. Si me vas a cargar, necesitarás cinco o seis hombres. Soy grande, tosco y gordo. Cinco o seis hombres más una camilla, es un buen objetivo. Entonces más te vale que lo consigas. Sé lo que voy a hacer.


Fue en Cataluña, a una milla y media de Mora de Ebro. Hora de cenar. Sol brillante. El terreno que nos esperaba era montañoso. Colinas bajas, bosque de pinos, grietas rocosas. Todo extremadamente difícil de superar. Aun así, los compañeros dijeron: «Queremos intentar ayudarte a cruzar. Quizás podamos conseguir una mula o algo para poder engancharte».

«No», repitió el alemán. Veo que he perdido demasiada sangre. Así que no funcionará. Pero dame la oportunidad de adentrarme en esa espesura y tendré el camino bajo control.

Los camaradas así lo hicieron. Colocaron al herido según sus propias instrucciones. Llegó a estar oculto a la vista directa. Bengt le dio el arma. Además, los alemanes recibieron todas las granadas de mano que tenía el grupo. Se estrelló a lo lejos, desde los lados. La caballería empezó a subir por los senderos. El grupo continuó. Pronto se oyeron ruidos detrás de nosotros: granadas de mano detonando. El alemán mantuvo el camino.

El grupo ganó una ventaja, lo suficientemente grande como para escapar de la caballería.

Así cayó un emigrante alemán en España uno de los primeros días de abril de este año, cuando sus compatriotas nacionalsocialistas comenzaron triunfalmente a destrozar las fronteras de Europa Central.


(…)

En el verano de 1970 le pregunto a Bengt Segerson por el rostro del alemán. La expresión.
»Completamente tranquilo.»

Bengt resalta las palabras y el énfasis. Añade: «Se había reconciliado». Y: «Sabíamos que era como él decía. No teníamos forma de cargarlo. Ni una oportunidad.»

Bengt Segerson (Helsingborgs, 1914), comisario político de la Compañía Branting, junto a Georg Branting (1887-1965), en visita a España.

Segerson llegó a ser comisario político en la Compañía Branting. Después de resultar herido, tuvo que regresar a Suecia en 1938 e ingresó en el Partido Comunista.

Jonas Sjöstedt ha compilado sus recuerdos de la guerra española en Brev till en broder!: Spanienkämpen Bengt Segersons personliga skildring från det spanska inbördeskriget (Simrishamn : Svenska Spanienfrivilligas vänner, 2009, 55 páginas)1. Carta de 13/8 1937:

På natten låg vi som sagt i våra sängar på hotell Roma, drivs av U.G.T och det låg en trevlig stämning i hotellvestibulen, och när vi sent omsider kom i säng låg vi och hörde på granater i stans utkanter och ibland kunde vi höra ett maskingevär hosta iväg en 60-70 patroner. En underlig natt, vi låg i mjuka sängar med alla bekvämligheter inom räckhåll en spansk stjärnljus varm natt därute och i fjärran fronten. Man fick en hel del underliga tankar. Men allting verkar så konsekvent, nästan skrämmande konsekvent. Att sen på morgonen gå ut då gatorna spolas, underjorden spyr ut folk som läser i tidningarna hur många som skadats eller dödats av nattens bombardemang. Det verkar ju nästan på avstånd som ett overkligt gyckelspel …

Por las noches nos acostábamos en las camas del Hotel Roma, de la U.G.T y había un ambiente agradable en el lobby del hotel, y cuando finalmente nos acostábamos tarde nos quedábamos escuchando los proyectiles en las afueras del pueblo y a veces se oía una ametralladora que disparaba entre 60 y 70 cartuchos. Una noche extraña, nos acostamos en camas suaves con todas las comodidades al alcance de una noche cálida a la luz de las estrellas españolas allá afuera y en el frente lejano. Tienes muchos pensamientos extraños. Pero todo parece tan coherente, casi aterradoramente coherente. Para salir a última hora de la mañana, cuando las calles están arrasadas, el metro arroja gente que lee en los periódicos cuántos han resultado heridos o muertos por los bombardeos de la noche. Casi parece desde lejos una broma irreal…

  1. «Svenska brev från fronten» (Aftonbladet, 2011).