[Vicente Ramos y su esposa en Estocolmo, abril 1956]
Homenaje a Vicente Ramos Pérez (2019)
Centro de Estudios e Investigación «Vicente Ramos» (Biblioteca Municipal de Guardamar. Los fondos bibliográficos y archivísticos recopilados a lo largo de toda una vida dedicada a la cultura y en la investigación. La biblioteca personal contiene más de 15.000 ejemplares, y el archivo está formado por más de 40.000 documentos en formado papel, más la sección de correspondencia, hemeroteca, grabaciones videográficas y fonográficas, sobre las temáticas más diversas. Contiene numerosos documentos relacionados con el poeta Miguel Hernández, así como libros, revistas y fotos relacionadas con él, y custodia, desde el año 2007, parte del fondo del Archivo Histórico Municipal de Guardamar del Segura. Todo ello, y desde diferentes perspectivas, un fondo de un valor incalculable, a escala local y provincial, y al alcance de cualquier estudioso e investigador. Responsable del C.E.I. «Vicente Ramos»: Otilia Maciá: arxiumguardamar@yahoo.es
Vicente Ramos Pérez (Guardamar del Segura, 1919-Alicante, 2011). A raíz de la visita a Alicante de un grupo de estudiantes suecos que se interesan por conocer de primera mano los fondos de la Biblioteca de Gabriel Miró, y en medio de una fiesta en honor de los visitantes norteños en la finca alicantina Las Rejas, le ofrecen la posibilidad de impartir cursos de Literatura y Lengua Española en Estocolmo. La primera respuesta es un educado «no, gracias», aunque la posterior conversación con su esposa y la notificación oficial en un sobre glacial con el rectorado de la Universidad de Estocolmo como remitente, varían la perspectiva. «Nunca he sido amigo de grandes viajes, pero Manolita tenía razón. Me vendría muy bien ampliar horizontes, conocer otros mundos y sociedades, así que acepté». Da plenos poderes al escritor Miguel Signes para que ocupe temporalmente la mesa de director de la Biblioteca Gabriel Miró, hace las maletas y emprende viaje junto a su mujer y sus hijos Manuela del Rosario y Vicente José. Da clases durante los cursos 1957-1958 y 1958-1959, y recorre todo el país ofreciendo charlas y conferencias sobre las letras hispanas y sus autores. Como si observara una postal, Ramos habla de la ocasión en la que «me llamaron de Upsala, al norte de Escandinavia y muy cerca del Polo, para que hablara sobre Gabriel Miró». De pie, frente a los asistentes, dibuja la prosa y los paisajes alicantinos que cobran vida en las páginas mironianas, mientras observa una tierra helada, infinita. «Los contrastes eran brutales. No me molestaban las bajas temperaturas porque absolutamente todo estaba acondicionada para el frío, pero ah… La falta de luminosidad, los días tan cortos». De impertérrito carácter mediterráneo, Vicente es rotundo: «No me gusta vivir sin luz, a los que añado el cartesianismo social, factores contrapuestos a la luminosidad mediterránea y el calor latino».
[Vicente Ramos con el embajador de España en Estocolmo -Ernesto de Zulueta- y José María Pemán, octubre 1958]
Indudablemente, Vicente aprovecha el tiempo para ampliar su círculo de contactos y proseguir con los libros. Establece relación con los miembros del Instituto iberoamericano, en ocasiones más próximo que una embajada, y cita con cariño al decano Gunnar Tilander, Sigfrid Siwertz o Bertil Maler. Durante sus estancia, Vicente corrige las pruebas del libro de prosas Fábula de la mañana y el mar, que publicará a su regreso la Diputación Provincial de Alicante, envía regularmente sus crónicas al diario Información, posteriormente reunidas en un volumen encabezado por Viaje a Estocolmo y realiza la antología Poetas suecos contemporáneos, en colaboración con Greta Engberg. Además, la recopilación de artículos contempla el aliciente de contar con un prologuista tan de excepción como José María Pemán. «Nos conocimos en una de sus conferencias en Suecia y congeniamos enseguida, sin duda por esa tendencia que tenemos los españoles a juntarnos cuando estamos lejos de nuestro hogar».
Los plazos se cumplen y Ramos prefiere no tensar más una cuerda ya de por sí demasiado helada. En el verano de 1959 vuelve a contemplar cómo la fuente de la Plaza de los Luceros de Alicante recoge toda la luz emanada del sol alicantino que le es posible. Poco tiempo después, en 1960, fallece Vicente Ramos Cánovas, padre del investigador, cuyos restos mortales, junto a los de su madre, desaparecida en 1976, descansan en el cementerio de Alicante.