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Basker. Documentales suecos sobre cultura vasca en la década de 1960

Tras varios años de trabajo, se acaba de publicar Basker. Documentales suecos sobre cultura vasca en la década de 1960 (Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco, 2016), a cargo de de Argibel Euba Ugarte, investigador vizcaíno centrado en los estudios de antropología y musicología (Cf. “Cuando los suecos recuperaron las costumbres vascas”. eldiario.com. 02.12.2016)

Se trata de una doble edición de DVD + libro que se centra en el trabajo que dos reporteros suecos (Dan Grenholm y Lennart Olson) realizaron en el País Vasco a principios de 1963. Ambos reporteros pasaron varias semanas por tierras vascas, y realizaron dos preciosos documentales etnográficos de corta duración que se emitieron en la radio-televisión sueca en verano del mismo año.

En la publicación se pueden visionar los citados documentales (DVD) con subtítulos en euskera, castellano, francés e inglés. Por otra parte, el libro del proyecto (en euskera o castellano) ofrece un estudio general sobre los trabajos, incluyendo la descripción e identificación de escenas, la reconstrucción de las fascinantes biografías de los autores, su expedición al País Vasco, un análisis de las películas y su recepción, y una valoración general acerca de su relevancia cultural e histórica.

El autor cita en algún pasaje este blog, lo que nos honra enormemente, principalmente al hablar del trabajo de Grenholm en Andalucía en años previos.

Doce nudos culturales hispano-suecos (1950) de Francisco Elías de Tejada

El gran políglota y filólogo Francisco Elías de Tejada (Madrid, 1917-1978) dedica este libro a los profesores de la Universidad de Upsala Johan Nordström y Åke Malmström, «que gentilmente me invitaron a pasear por la Salamnca escandinava las vibraciones de la Uppsala española».

Francisco Elías de Tejada era catedrático de la Universidad de Salamanca. Cuadernos hispano-nórdicos 1. Publicaciones de la Asociación Hispano-nórdica (Salamanca). No sé que salieran más.

I. Coincidencia en Basilea. 1434. Alfonso de Cartagena y la postura nacionalista del arzobispo de Upsala Nicolás Ragvaldi.


II. Non bene pro toto libertas venditur auro. Tomás Engelbrekt, obispo de Strängnäs, y Cervantes.
III. Algunos textos hispanos en la Suecia del siglo XV. Convento franciscano de Estocolmo (actual Riddarholmkyrkan). Biblioteca del dominico Clemnes Rytingh. Hispanismo senequista en la Suecia del siglo XV (1676, edición de Séneca).
IV. Las Españas en Olaf Petri. Goticismo y contrarreforma. El Lutero sueco en la Storkyrka de Estocolmo.
V. Las Españas en Olaf Magnus. Un castellano en Suecia.
VI. Las Españas en Johannes Magnus. Humanista. Lo godo parte de Suecia.
VII. Suecia en Ambrosio de Morales. Goticismo.
VIII. Suecia en fray Gerónimo Román, O.S.A. Goticismo.
IX. Suecia en fray Juan de Pineda, O.F.M. Goticismo.
X. Saavedra Fajardo y Suecia. Respeto hidalgo a los suecos. Su traductor sueco es J. G. Sparwebdfeldt (1694).
XI. El rudbeckismo: Suecia, Cuba y la Atlántida. Olaf Rudbeck. Atland eller Manheim (1679).
XII. Suecia en un poeta gallego: Cernadas. Siglo XVIII. «Si más fría que Stokolmo / es esta tierra de aquí, /pedirme peras a mí / es pedir peras al olmo».

Recuerda la Plaza Mayor de Salamanca bajo los árboles de Odinslund.

Las gafas de Jovinge

Francisco Espinosa cuenta en su libro La justicia de Queipo. Violencia selectiva y terror fascista en la II División en 1936 (2005) pormenores de la suerte de Torsten Jovinge en la Sevilla de 1936:

Pese a todo, es difícil resistirse a una hipótesis, Jovinge, con sus lápices y cuadernos, con su mirada inteligente y curiosa, suponía una auténtica provocación para los sublevados en general o para cualquiera de los fascistas que pululaban por el centro de la ciudad en los primeros momentos del golpe. Tan peculiar era lo que estaba haciendo Jovinge que ningún otro testimonio visual o escrito puede suplirlo. En este sentido el trabajo del pintor sueco en Sevilla se encuentra en la estela de Goya, cuya obra conocía sin duda. Sin quizás ser muy consciente estaba practicando periodismo de guerra, creyendo ingenuamente que su condición de extranjero, como si de un corresponsal se tratara, lo situaba al margen del conflicto.

El “delator” de sus últimas anotaciones se trata evidentemente de uno de los voluntarios que aquellos días indicaban a los golpistas a quien debían detener. La noche del 18 de Julio Jovinge escribe en su diario “Delator presente de nuevo. Se interesa él por mí? Parece evidente". Debió de ser en ese contexto, con motivo de algún encuentro con fascistas en las cercanías del hotel cuando el pintor fue corregido y amenazado. Quién sabe si no fue entonces cuando perdió boina y gafas, sin las que como escribió su hija en el catálogo casi no veía. A consecuencia de ello, imposibilitado, tanto para escribir como pintar, se refugió en el hotel. En algún momento del Domingo 19 fue localizado en el hotel y asesinado con una navaja barbera.

Enterada la Autoridad Militar y consciente del problema diplomático que podría derivarse del suceso, se controló el asunto designando un instructor con el único objetivo de que no surgiera problema alguno y de conseguir el visto bueno del Vice-Consulado.

Este, para quien el pintor no era más que un compatriota problemático y con deudas por toda partes, al que incluso habían propuesto poco antes que embarcara como indigente en un barco con destino Suecia, accedió pensando en que dada las circunstancias todo se olvidaría. Pero algo fue mal: la creciente fama del pintor llevó a la familia y a ciertos medios de comunicación a interesarse cada vez con más intensidad sobre la vida de Jovinge y sus últimos días, y en consecuencia las dudas aumentaron.

Faltó, eso sí, el Gerald Brenan, el Agustín Penón o el Ian Gibson que como en el caso de Lorca, agotaran todas las posibilidades de investigación. Es posible que a partir de los cincuenta, cuando viajó a España su esposa, una investigación bien orientada y siempre respaldada por otro país, hubiera dado sus resultados.

La narración de Espinosa es muy verosímil, aunque no existan pruebas. Jovinge era miope, lo que le hacía llevar unas gruesas gafas a todas partes, ya que, sin ellas, no podía hacer nada. Sin embargo, en el inventario de sus efectos personales que hizo el cónsul en Cádiz Jon Siljeström el 24 de julio de 1936, no están las gafas. La especulación de que un grupo de falangistas le quitaron las gafas antes de asesinarlo es una pura especulación, pero no debe andar muy lejos de la verdad.

De hecho, el inventario de sus efectos personales es este (Inventar over dödsboet tillhörende f. svenska undersaaten Per Torsten Jovinge, död som fölge av selvmord maandag middag 20 juli 1936 i Sevilla, Hotel Londres):

Otte (8) bloker tegninger / 8 bloques de dibujos
Niofyrti (49) malerier uten remme (akvareller) / 49 acuarelas
Fire (4) tegninger med ramme / 4 dibujos enmarcados
To traerammer / 2 marcos de madera
En pakke hvit tegnings-papir / Un paquete de papel de dibujo