Es fundamental el prólogo de Foxá al libro de Chicheri para conocer más.
Agustín de Foxa está unos días en Estocolmo pero su testimonio es precioso. Llega en avión desde Berlín de camino a Helsinki el 28 de agosto de 1941. Pasa un par de días, y escribe un poema [«Latitudes. Beso entre abetos», dedicado a Manolo Orbea]. En enero de 1942 se desplaza desde Helsinki para una negociación comercial y pasa otros días más. En ambos casos escribe carta a la familia.
Estocolmo, agosto de 1941
26 de agosto de 1941. Después de 8 días en Berlín toma el «avión naranja de Suecia». La costa sueca: «praderas encharcadas, vacas, un molino de aspas holandesas y, como bajo el agua, casi submarinas, las ateridas flores de las estufas de los invernaderos». Hace escala. Aparece Estocolmo: ¡Maravilla de Estocolmo iluminada!». Anuncios de cine, farolas, canales. En 1941 en Europa las ciudades estaban a oscuras por la guerra, de ahí que Madrid, Lisboa y Estocolmo fueran únicas por su luminosidad. Lluvia. En autobús al centro en que lo espera Landecho, que lo lleva al Gran Hotel en su «magnífico auto». Cena en la Legación «la más bonita de Estocolmo». Queso sueco. Vuelta al hotel.
29 de agosto de 1941. En la ciudad vieja «el bronce admirable del maestro Bernt Notke, representando a San Jorge matando a un dragón erizado de púas». Come en la «Paz Dorada», una antigua taberna de piratas . Evoca a Bellman. Mantequilla fabulosa, cangrejos, salmón ahumado, jamón, mortadela, queso, rábanos, arenques, sardinas, carne, coles, etc. «carne en una hoja de col». 7 coronas, 14 pesetas. Superbarato. Paseo por Estocolmo tras la comida. Sol. Muchachas requetés en bicicleta. Mes de los cangrejos. «Estocolmo es una ciudad alegrísima, con sol de nieve, refinada, limpia, asfaltada y clara como el níquel de sus innumerables bicicletas». Cine: guerra de Finlandia y entrevista a bordo del Potomac . Por la noche, cabaret Atlantic. Cena en casa de un amigo.
Compra ropa. El día 30 ya sale para Helsinki, donde lo espera Torata, que fue enviado de Franco en Estocolmo en 1938. Torata le entregará la Legación en Helsinki.
Muchacha rubia que das
candorosamente un beso,
cómo vuela la gaviota,
cómo da el sol en tus puertos.
Nos iremos a Estocolmo
en el mes de los cangrejos.
Tu mirada azul, tranquila,
bajo el oro de tu pelo.
En tu blusa marinera
pega alegremente el viento.
Mi malicia de latino
ve la forma de tus senos.
Tu no saber, en el sur,
lo importante que es un beso,
lo importante de una boca
que nos llena de sonetos.
El Palacio Real reluce
con la luz del archipiélago.
¡Oh, pureza de un verano
tan mojado de deshielo!
Te desnudas en las rocas,
y se ve tu muslo terso
Cuando vas en bicicleta
junto al prado con abetos.
Retratando tu hermosura,
que es gimnasia, espuma y viento,
ven mis ojos de latino
el pecado de tu cuerpo.
En el Norte es la alegría.
En el sur, lloran los celos.
En tu beso es la gaviota.
La guitarra es nuestro beso.
En tu beso está la calma
sana y limpia, como un vuelo;
¡pero el beso de Beatriz
hizo el cielo y el infierno!
Estocolmo, enero de 1942
La carta la manda a través de su amigo Espinosa de los Monteros. Viaje en avión sobre el Báltico helado. Se aloja en casa de un amigo. Frío. Cena de smoking en Cecile, «el más postinero restaurante de Estocolmo» . Espera a 32 grados bajo cero al lado de la estatua de Gustavo Adolfo [bajaron desde la Biblioteksgatan hasta esta parada de taxis para ir a la casa del amigo en que paraba].
Al siguiente dia, solo 18 grados bajo cero. Hay de todo: «pitillos americanos, carne, frutas, bombones, puros habanos, vinos franceses, boites estupendas, revistas, operetas y estos magníficos filmes americanos». Al cine: Sangre y arena [Blod och sand, Rouben Mamoulian, 1941]. Ciudad iluminada. Las cocinas tienen frigorífico, radio, etc. Vida cómoda frente a vida valle de lágrimas. Nada que ver con Helsinki. Compra películas en colores para su aparato de cine. Filmará en Laponia. Comida con amigos de la Legación en restaurante húngaro: liebre en paprika picante. Ve mucho alcohol «el alcohol aquí es un alimento, y el café». «Creo que, con Portugal, éste es el país que está mejor de toda Europa». Los suecos son anglófilos. Y socialistas. Socialistas monárquicos. Incluso la embajadora de Rusia lleva joyas y toma té.
Suecia, como ha dicho un escritor es un «pueblo en vacaciones». La raza es maravillosa, a fuerza de gimnasia y sport. Pero no tiene, me parece, ninguna fuerza moral ni espiritual. Es un país de médicos, ingenieros y atletas, cuyo Rey sigue jugando al tenis y entregando los gastos de su coronación y aniversario a los centros antituberculosos.