El 18 de marzo de 1816 ingresaba a la rada exterior del Río de la Plata, procedente de Ostende (con escalas en Río de Janeiro y Montevideo), el bergantín holandés Amable Paulina conducido por el capitán Lugtijs. Había partido el 27 de noviembre de 1815. Entre los pasajeros que desembarcaron al día siguiente se encontraba Johan Adam Graaner (1782-1819) acompañado por un asistente, también sueco, iniciando una travesía que lo llevaría hasta la ciudad de Tucumán. Su viaje era secreto y tenía como objetivo postular a Jean Baptiste Bernadotte, príncipe heredero del Reino de Suecia, a un eventual trono en el Rio de la Plata.
En Tucumán, Graaner fue el único extranjero testigo de la declaración de la independencia.
“Si alguien se hace la molestia de formar una obra integral sacando los datos de mis muchísimos apuntes, diarios y anotaciones desordenadas, tarea difícil pero no del todo imposible para quien se tome el trabajo y que tenga algún conocimiento de América, podrá estar cerciorado de que sólo encontrará allí datos correctos, porque en esto he sido bastante concienzudo. No hay allí datos algunos que sean falsos por intención”, 30 de octubre de 1819, en viaje de regreso de Sudamérica a Suecia, su patria, pero encontrándose gravemente enfermo. Fallecería el 24 de noviembre de 1819 a bordo de un buque británico, frente al Cabo de la Buena Esperanza.
Hasta 1949 no vieron la luz algunos de sus documentos en la obra editada por El Ateneo Las Provincias del Río de la Plata en 1816 (134 páginas), con prólogo de Paulin y notas de Busaniche.
Dice Graaner en su informe a Bernadotte: “Espero que me valdrá como excusa, por las imperfecciones del ensayo y particularmente por el mapa adjunto, el hecho de que —me apresuro a manifestarlo— ambos han sido ejecutados en el Océano Atlántico sin el auxilio de un diccionario y sin los instrumentos necesarios para dibujar la carta, durante mi viaje desde el Brasil a Suecia, a bordo del barco más pequeño que, según parece, haya pasado del trópico austral por las costas del Báltico, desde que fue descubierto el Nuevo Mundo”.
Sus apuntes de viaje hasta ahora inéditos detallan lugares, flora y fauna, pero también son una ventana abierta a la cultura de los rioplatenses, en el amanecer de una nueva nación. El diario de viaje ha sido traducido al español por Eduardo Berezán, periodista y escritor, autor de varias publicaciones sobre Suecia y América Latina.
El Mapa de Graaner
Este mapa está construido con dos hojas adheridas de manera irregular, cuyas medidas son 144 x 67 cm, pegadas sobre un fondo de tela. Se halla algo dañado, con algunos bordes estropeados y manchas de barniz en el reverso. El propio Busaniche escribía en 1949: “El mapa adjunto… En la copia que me ha servido para esta traducción no figura ningún mapa. Es de creer que no se encuentra en el archivo donde está depositado el informe de Graaner”.
Graaner dibuja ríos, montañas, sitios de interés y el camino de 50 y tantas postas desde el Río de la Plata hasta el Alto Perú, agregando en inglés –otro de los idiomas que dominaba- descriptivas semblanzas de las tierras que iba visitando en su viaje en coche, acompañado por el criado sueco. Rico en detalles, el inédito mapa de hasta hoy anónimo autor nos muestra la visión del extranjero sobre las gentes y lugares con una calidez de trato no habitual en los diarios de viajeros. Se nota en el sueco el cariño que le provocaron estas tierras.
No sería la primera vez que Graaner pisaría estas tierras sudamericanas, ya que regresaría en 1818 con una misión secreta, relevando informaciones y realizando contactos sobre cuestiones políticas y económicas del Río de la Plata. Luego pasaría a Chile interesándose principalmente por la minería en el país trasandino. En marzo de 1819 se embarcaba en Valparaíso con la intención de regresar a Suecia por el Océano Pacífico, es decir completando un giro completo al globo terráqueo. Al igual que Magallanes no podría completar ese proyecto. La muerte lo alcanzaría donde los océanos Índico y Atlántico se confunden, al sur de África.
Esta carta geográfica manuscrita muestra el camino real (en rojo), desde Buenos Aires hasta Potosí, como así también postas, pueblos, ciudades, arroyos, ríos, etc. Con números se señalan las leguas que separaban un lugar del siguiente. A lo largo del derrotero del camino, se pueden observar interesantes descripciones que hablan del número de habitantes de una localidad, hechos históricos acaecidas en la misma, tipo de terreno, minas de plata y cobre, vegetación, animales silvestres, existencia de ganado y la presencia de indígenas.
La carrera de postas al Alto Perú (camino real) es descripta por Acarete, tras su viaje de 1658, y más detalladamente por Concolorcorvo (seudónimo con el cual Alonso Carrió de la Vandera escribió su célebre obra El lazarillo de ciegos caminantes), tras su travesía llevada a cabo aproximadamente en 1771. Si bien existieron diversos mapas de viajeros y exploradores de ese camino, pocos alcanzan la precisión y el detalle del que estamos analizando, constituyéndose para 1816 en una pieza cartográfica notable, prácticamente desconocida por entonces de la que brindamos algunas de las consideraciones escritas por Johan Adam Graaner en 1816.
Diario de un viaje por la América del Sur 1815-1816 : apuntes del capitán sueco Johan Adam Graaner durante su travesía por las Provincias Unidas del Rio de la Plata.