Ester Eklund era profesora de gimnasia sueca. Trabajó en el Hospital Infantil de Guetaria como «husmor och sjukgymnast» junto a la hermana Irma Fredriksson y otras.
Eklund había escapado con su marido y una niña de 8 años de la Barcelona revolucionaria. Su marido trabajaba para una firma sueca de exportación y volvió a Suecia, mientras que ella se quedó con la niña en España para ayudar. La señora López-Dóriga dice de ella que era una mujer extraña «hon hade bade hjärta och humor».
Tuvo que volver a Suecia en la Navidad de 1937 para que la hicieran una transfusión de sangre ya que se pinchó con una aguja mientras envolvía unos regalos llegados de Suecia y hubo que amputarle un dedo de la mano derecha. De vuelta en Guetaria comentó: «Le di la mano entera a Franco pero él sólo se ha quedado con un dedo».
El 21 de diciembre de 1937 se publica una entrevista con Eklund en SvD: «Snälla spanska barn i svenskt barnhem» («Pongamos los niños españoles en el orfanato sueco»). Habla de la tranquilidad de la zona, sin trazas de guerra, de la buena alimentación y organización. En diciembre del 37 había allí 80 niños huérfanos entre 4 y 10 años sin que se les tuviera en cuenta la orientación política de sus familias. Al principio los niños se asustaban hasta de los silbatos de los pescadores pero lo más grave que han hecho ha sido una «guerra de almohadas» tomando las camas como barricadas. Dice que tienen la colaboración de 8 monjas.
En enero del 38 aparece en un reportaje sobre San Sebastián: «Svenskt hos Franco. Hem för baskerbarn på Biscaya Rivieran» (DN, 4 enero 1938, 1 y 26).