Gabriel J. Dafonte

Gabriel Dafonte en 1934 (SvD)

El 27 de julio de 1936 Alfonso Fiscowich Gullón afirmaba su lealtad y la de la “totalidad de funcionarios a mis órdenes” a la República: El secretario Oyarzabal, el Agregado comercial Viada y el secretario comercial Gabriel J. Dafonte. Ninguno de ellos mantendría esa lealtad por mucho tiempo. El 31 de julio de 1936, Fiscowich fue nombrado, por el gobierno republicano español, Encargado de Negocios en Berlín, pero el 8 de agosto retiró su lealtad a la República y el 11 de ese mes se adhirió al bando franquista.

Dafonte fue representante de la España de Franco en Suecia hasta el 31 de agosto de 1938, en que fue sustituido por Fernando Valdés, Conde de Torata (1 septiembre 1938-mayo 1939) que el 5 de septiembre tomó posesión del archivo de la representación. Valdés venía de Inglaterra, donde había trabajado a las órdenes del Duque de Alba, representante de Franco en Londres.

Dafonte acompañó a Fiscowich en el recinto diplomático hasta enero de 1937, cuando Isabel de Palencia logró recuperar para su gobierno dicho espacio. Fue GD quie se convirtió en el representante oficioso en Suecia del gobierno de Burgos. Al igual que sucedió en otros países escandinavos, como Noruega y, posteriormente, Dinamarca, la Asociación de Exportadores (Exportföreningen) quiso establecer un intercambio con Burgos. Dafonte se encargó de hacer de intermediario entre el empresariado sueco y el bando nacional. A su vez, la Asociación de Exportadores comenzó a presionar al gobierno para que autorizara las relaciones comerciales con Franco, estrategia muy criticada y condenada por los defensores de la República y por la propia Isabel de Palencia.

Dafonte y Åkerman se coordinan
Por partida doble, a través de Andrés Åkerman en San Sebastián y Dafonte en Estocolmo, comenzaron las gestiones destinadas a conseguir un reconocimiento oficial, al menos a nivel de intercambio de agentes, entre Suecia y la España de Franco. En septiembre de 1938 Dafonte fue sustituido por Fernando Valdés, conde de Torata, quien continuó con sus esfuerzos para lograr que Suecia estableciera relaciones comerciales con los nacionales. Durante los meses posteriores, varios países europeos formalizaron sus relaciones con Burgos, entre los cuales se encontraban los Países Bajos y Finlandia. Asesorados por el conde de Torata, los empresarios suecos presionaron al gobierno con el argumento de que la guerra llegaría a su fin, y pronto Franco necesitaría importar toda clase de productos de manera masiva para reconstruir el país. El gobierno socialdemócrata entendió que era una oportunidad que no podía desaprovechar, y, por lo tanto, inició las negociaciones con la junta de Burgos.

En noviembre de 1938 (hasta abril del 39) el gobierno socialdemócrata designó un representante dentro del territorio controlado por Franco, aunque estaba ya trabajando de manera no oficial desde agosto del mismo año. Fue en parte el resultado de la petición que se venía realizando por la asociación de empresarios desde diciembre del año anterior. Una misión encabezada por Nils Fredrik Hampus Berencreutz (que había sido Secretario de la Legación en Madrid bajo Ivan Danielsson en los años veinte y luego sería Embajador sueco en España entre 1948 y 1951) se reunió con la cúpula franquista para negociar las distintas cláusulas del acuerdo que finalmente se firmó en enero de 1939. La embajadora de la República, Isabel de Palencia, expresó su indignación al gobierno socialdemócrata, pero se le contestó que Suecia debía ante todo velar por sus intereses dentro de la España Nacional, pero que, a su vez, el convenio no significaba el reconocimiento oficial del gobierno franquista. Sólo se materializó este último después de la victoria final por parte de las tropas nacionales el 1 de abril de 1939. 1.

La Legación de Suecia en Madrid Los ministros plenipotenciarios de Suecia en España

En carta a su colega en Noruega, Campuzano, también al servicio de la España de Franco, contaba Dafonte las dificultades que tenía para recibir telegramas y cartas, ya que

Doña Pendón había dado orden de que todo lo que fuese a su oficina, en su nombre sueco o español, le fuera entregado.

Dafonte amenazó a las autoridades suecas de Correos y Telégrafos con acudir a los tribunales si no le entregaban correspondencia dirigida a su nombre a la Secretaría comercial de España. Al final, adoptaron éstas la decisión de preguntar a los interesados, antes de entregar la correspondencia, a cual de los representantes comerciales iba dirigida, al republicano o al franquista, lo que Dafonte calificó de “una solución salomónica, y por tanto judía” 2. Los despachos de Dafonte están llenos de insultos.

Despacho del representante franquista Gabriel Dafonte de julio de 1938, preguntando sobre un presunto viaje a España de ciertos militares suecos bajo la pretensión de ser delegados de la Cruz Roja, burlando así la prohibición de las autoridades de Burgos al denegar éstas la solicitud del capitán Patrik Gyllenhammar. Este hecho, sin embargo, fue desmentido por el Cuartel General de Franco.

Ausencia de Isabel de Palencia (marzo-mayo 1938)

SvD, 12.03.1938, p. 22.

En marzo de 1938, le volvieron a encomendar la asistencia a la reunión del Comité de Expertos en Esclavitud, que le ocupó casi dos meses, del 11 de marzo al 2 de mayo de 1938. Su estancia en Ginebra provocó una desagradable situación, ya que su ausencia de Suecia incitó a Gabriel Dafonte a filtrar la noticia de que Oyarzábal abandonaba Suecia convencida de la victoria de Franco. Dentro de las actividades de propaganda y contra-propaganda, merece destacarse también el aprovechamiento de la ausencia temporal de Isabel de Palencia –en misión puntual ante la Sociedad de Naciones en Ginebra– hecho por Dafonte en la prensa sueca, presentándolo como una marcha definitiva de Estocolmo de la Ministra. La Embajadora participó en el Comité de Expertos en Esclavitud, del 11 de marzo al 2 de mayo de 1938.

Su estancia en Ginebra provocó una desagradable situación, ya que su ausencia de Suecia incitó a Gabriel Dafonte a filtrar la noticia de que Oyarzábal abandonaba Suecia convencida de la victoria de Franco. En el mismo sentido, el periódico ultraconservador Nya Dagligt Allehanda anunciaba el 8 de abril de 1938 que la embajada iba a ser vendida para comprar mercancías. Además, Oyarzábal fue objeto del espionaje franquista durante su viaje, pues fue seguida a Bruselas, donde visitó a sus hermanas y a París, en el trayecto que le llevaba a España para reunirse con su familia.

En el mismo sentido, el periódico ultraconservador Nya Dagligt Allehanda anunciaba el 8 de abril de 1938 que la embajada iba a ser vendida para comprar mercancías. Además Oyarzábal fue objeto del espionaje franquista durante su viaje, pues fue seguida a Bruselas, donde visitó a sus hermanas y a París, en el trayecto que le llevaba a España para reunirse con su familia. Precisamente en París conoció la terrible situación de Barcelona, que estaba siendo aislada por los rebeldes. En una cena en honor del ministro de Asuntos Exteriores en la embajada de París y ante las noticias que en ese momento llegaban de Barcelona, Oyarzábal estalló y recriminó la apatía y la ceguera de los gobiernos de los países democráticos, entre ellos, el francés. En esos momentos el ejército rebelde había tomado el municipio de Tremp y su central eléctrica, condenando a Barcelona a la oscuridad

Manuel Morcillo en Estocolmo (junio 1938)

Asimismo, fue un triunfo propagandístico la asistencia de un representante de la Sociedad Española de Autores y Compositores, Manuel Morcillo Sartorius (-1964), al XIII Congreso de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores, en lugar de Isabel de Palencia, que se quejaba del hecho diciendo que Morcillo «de paso hacía la apología del rebelde Franco» y que, en ese foro, la causa republicana sólo podía ser defendida por Francia, “y eso con la falta de entusiasmo que desde la guerra ponen a veces sus representantes en mantener nuestros derechos cuando se trata de asuntos crematísticos”.

Manuel Morcillo había salido de España al estallar la guerra y se asentó en París como delegado español de la SGAE, desde donde fue a Estocolmo en junio de 1938.

Viaje a la España Nacional (verano 1938)

En el verano de 1938, la empresa Norddeutscher Lloyds Svenska Aktiebolag en colaboración con el diario conservador Svenska Dagbladet organizó un viaje turístico sueco a la España franquista, hecho insólito sin parangón en la zona republicana. El Ministerio sueco de Negocios Extranjeros no tuvo inconveniente en autorizar el viaje si los suecos interesados obtenían visado de la representación franquista.

Fue el último asunto en que estuvo implicado Dafonte, que abandonó Suecia para trasladarse a Bilbao y trabajar en el Ministerio de Comercio e Industria.

  1. A partir de abril de 1939 Karl Ivan Westman, hermano de un conocido Ministro del gobierno de Suecia. Lennart Petri, que más tarde sería el primer Embajador sueco en Madrid tras la muerte de Franco, recogió sus experiencias sobre estos períodos en sus memorias.
  2. AGA 54/5290 carta de Dafonte a Campuzano de 20.V.1937.