Y tú… ¿qué haces? (Ricardo Vaños, 1937) es una película de propaganda en realizada por el Sindicato de la Industria del Espectáculo de Barcelona (CNT/FAI). Dirección musical de Jaime Mestres, con las orquestas Demon´s y Napoleon´s.
Mediante escenas de ficción e imágenes de archivo, se condena la actitud cobarde de los jóvenes que viven alegremente en la retaguardia sin participar en la lucha en los frentes y sin atender más que a su propio egoísmo. Sólo se conserva la versión que se mandó a Suecia: tillägnad svenska arbetare. Reparto: José Baviera, Isa España, E. del Barrero, Matilde Artero, Modesto Cid, E. C. Espinosa.
El protagonista del filme es Manolo, un joven trabajador que tras el golpe militar se incorpora a las milicias para luchar por la libertad. Contrasta con esta actitud la del novio de su hermana, que prefiere seguir acudiendo a los bailes y que ve despectivamente la actitud revolucionaria de la familia de Manolo. Para describir la actividad del protagonista en el frente de Aragón, se muestran imágenes de guerra procedentes de rodajes para la serie de reportajes Aguiluchos de la FAI, con la imagen sobreimpresionada de Manolo. Éste vuelve a la ciudad, con ocho días de permiso, y allí ve indignado a varios «milicianos», elegantemente uniformados y con correajes nuevos y brillantes, sentados en la terraza de un café. Su padre le comenta que éstos son emboscados, cobardes, enchufistas, «la columna sin nombre». Mientras Manolo descansa con su familia, en un cabaret actúa la orquesta «Demons’s» para grupos de jóvenes elegantes, varios de los cuales van disfrazados de milicianos. Una imagen de combatientes en las trincheras se sobreimprime al cabaret y un combatiente se dirige a los grupos que beben y bailan preguntando acusadoramente: ¿Y tú, qué haces? El permiso se acaba y Manolo se prepara para marchar al frente. Mientras se despide de la familia llega el novio de la hermana que, arrepentido, marcha también a combatir. La imagen de Manolo, nuevamente en las trincheras, da paso a un rótulo que anima a defender la libertad.
La mayor parte de los diálogos de las escenas que se desarrollan en la casa de la familia protagonista son inaudibles.