Esta versión sueca de El alcalde de Zalamea se representó en Estocolmo el 22 de febrero de 1789. Ni hay violación de la hija de Pedro Crespo, ni garrote vil para Don Alvaro (Don Luis se llama ahora, enamorado a lo Werther) y, por supuesto, Felipe II no aparece para perdonar al hidalgo. ¿Qué cómo acaba entonces? Pues en boda, muy cívica, muy sensata y muy sueca, como ejemplo de la elevación social por el mérito.
Den värdige medborgaren, eller Rättvisan är för alla (El ciudadano digno, o la justicia es para todos); drame, i fem acter. Af herr D.G. Björn [Traducción de Didric Gabriel Björn (1757-1810)]. Första gången upförd, på Svenske comiske theatern i Stockholm, den 22 februarii 1789. Stockholm, tryckt hos Anders Zetterberg., 1789
Se trata de una traducción de la refundición francesa strong>Il y a bonne justice, ou le paysan magistrat de Jean-Marie Collot d’Herbois (1750-1796).